Relato de un monstruo: huracán de categoría 5
Todos tenemos en mente el paso del huracán Milton por Florida, el pasado 10 de octubre de 2024. Fue devastador, alcanzando la categoría 5 el día 7 de octubre tras una intensificación repentina, imprevista, y explosiva, registrando ráfagas de viento de hasta 285 km/h.
Hemos de tener en cuenta que, aquí, en la Península, vientos de 70-80 a 100 km/h ya ocasionan pequeños destrozos como caída de ramas o árboles, daños en infraestructuras, etcétera. En el ránking de huracanes más intensos del océano Atlántico, Milton ocupa la quinta posición (HURDAT), por detrás de Rita (año 2005).
A continuación, vamos a redactar, a grandes rasgos, como sería vivir en primera persona la llegada de un huracán de categoría 5 a una pequeña ciudad del litoral, visto desde un tercer piso. Tan solo con palabras, resulta difícil plasmar la realidad y atrocidad de un huracán, pero intentemos imaginar las sensaciones que recorrerían nuestro cuerpo.
"Observamos, inquietos, como el cielo empieza a oscurecerse en el horizonte. Se aproxima un huracán de categoría 5 aunque, seguramente, al tocar tierra, pierda intensidad rápidamente, no sin antes ocasionar algunos estragos. Los meteorólogos advierten sobre su magnitud: vientos sostenidos de más de 250 km/h, lluvias torrenciales y marejadas ciclónicas con un aumento repentino del nivel de mar de 4 y hasta 6 metros por encima de lo habitual. A pesar de las evacuaciones, decidimos quedarnos para observar. Calma las horas previas a la tormenta, con el mar relativamente tranquilo aunque con cierta tensión que se palpa en el aire.
Unas pocas horas antes de que el huracán toque tierra, la brisa se transformó rápidamente en ráfagas intermitentes, violentas, doblando las palmeras del paseo marítimo como si fuesen cañas en el margen de un río. El rugido de viento se hace cada vez más intenso, haciendo vibrar las ventanas. El barómetro muestra como la presión atmosférica se desploma y, casi a la par, el nivel del mar empieza a subir.
Justo antes de la llegada del ojo del huracán, la lluvia se hacía torrencial. Parecía hacerse de noche. La visibilidad era de pocos metros, como si un muro de agua cubriese el horizonte. El suministro eléctrico empieza a fallar, quedando todo iluminado, ocasionalmente, por los rayos.
El viento alcanza su máxima intensidad, formando remolinos entre los edificios y estructuras, haciendo estremecer todo. El nivel del mar siguió aumentando hasta inundar las calles más cercanas al paseo marítimo. Las olas golpean los edificios, arrastrando todo a su paso: escombros, vehículos, contenedores… Paralelamente, objetos volaban por los aires.
La llegada del ojo de huracán sumió todo en una relativa calma transitoria, antes de volver a rugir el viento con fuerza, ahora, en dirección opuesta.
Tras varias horas de destrucción, el huracán continuó su marcha tierra adentro, debilitándose hasta quedar convertido en una simple borrasca, intensa. El paisaje era desolador. Árboles arrancados de raíz, vehículos volcados, amontonados como si fuesen cajas de cartón. La playa había desaparecido bajo un manto de escombros."
Muchas veces la naturaleza nos recuerda lo frágiles que podemos llegar a ser. También de la importancia de poder prever a tiempo este tipo de fenómenos. Aunque no siempre es fácil, pues, la atmósfera, presenta variables que ni los modelos más avanzados pueden llegar a recrear en sus operaciones matemáticas y algoritmos. Nos recuerda que hemos de ser prudentes, también ante otros fenómenos de menor entidad como una simple tormenta o aguacero.
Como siempre, en meteosat.com intentaremos explicaros, de la mejor manera posible, los entresijos de este apasionante mundo de la meteorología. Os invitamos a seguir leyendo nuestros artículos.